En este post quería terminar de contaros mi viaje, para meterme de lleno en la navidad. Quería hablaros de Camboya y de su joya, la ciudad de Angkor, más de 4ookm cuadrados de templos, algo impresionante, indescriptible, al igual que el calor que hacía, están a la par en cuato a impresionante se refiere.
Empezando porque estás en un sitio totalmente distinto a España, todo empieza por ser una experiencia, la luz es diferente, la gente, la forma de vida, todo.
Es una de las maravillas del mundo, sea verdad o no, esto es mi opinión. Si estaís dispuestos a quedaros con la boca abierta, a pasar calor, a ver mundo, los restos de una civilización antigua, otra religión, otra forma de vida y a que en ocasiones se os salten las lágrimas, id a Camboya.
Como os digo Angkor es indescriptible, hay que verlo con los propios ojos para poder disfrutarlo, y yo soy una afortunada. Este es un pequeño ejemplo de la una grandiosidad y sus habitantes ladrones.
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Angkor Wat al atardecer
Bayon, lleno de caras se Budha, uno de los más increibles.
El templo de las mujeres
No es fácil que me quede sin palabras mientras escribo, siempre encuentro algo que poner, pero este sitio me ha dejado muda, comprensible!.
También quiero hablaros de algo que no me deja muda, todo lo contrario, hace que suba el tono de voz, y es ese sabor agridulce que te deja Camboya. Habréis oido hablar de los Khemeres Rojos, la guerrilla que mató a más de 2 millones de camboyanos, si no lo habéis oido aqui os lo cuento yo. No me gusta hablar de esto en el blog, quiero que sea un blog alegre, pero es algo que me dejó marcada y que tengo que contar. Fuí al campo de matanzas y al Museo del genocidio, no se si lo recomiendo, y es una pena no poder hacer nada por todas esas personas que quedaron mutiladas, que fueron asesinadas, o que perdieron a seres queridos, desde mi posición solo puedo hablar y contar para que llegue a la gente, porque granito a granito, al final se consigue una montaña.
Es una historia reciente, un crimen de la humanidad, lleno de gente sin sangre que era capaz de estampar a niños pequeños contra un árbol porque comprar balas era muy caro. Algo incomprensible para una mente humana medianamente normal, con un poco de moral y de ética. No hay sitio en el que no conozcas a alguien a quien esos desalmados les haya robado parte de su vida, vida que nunca nadie les va a poder devolver. Las razones de este suceso están de más en este post, no hay NADA que pueda justificar lo que hicieron, el dolor que causaron y las vidas que quitaron sin razón, poniendo música alrededor de los campos de matanza para que no se oyesen los gritos de dolor mientras los mataban sin compasión.
Este post esta dedicado a toda esa gente camboyana a la que esos desalmados les destrozaron la vida. Es para ellos.
Y para todos esos niños que te miran con una sonrisa en la cara vayas por donde vayas, porque gracias a Dios parece que el futuro de Camboya poco a poco va cambiando y hay esperanza.
En recuerdo a todos los asesinados en el campo de matanzas.
HASTA SIEMPRE CAMBOYA!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarBea, te echábamos de menos, como siempre increíble!!! Mil gracias.
ResponderEliminarUn besazo, Cris.